Una clásica, en el mejor de los sentidos del término, novela de aventuras sin el artificio experimental de la narrativa del siglo XX. Quizá no sea una característica meritoria, ni defectuosa, pero se agradece. La sencillez en los planteamientos, el desarrollo lineal de los acontecimientos, la exaltación de valores como el honor, la caballerosidad, la fidelidad, el cumplimiento de la palabra dada, el esfuerzo, la entrega,... en la que el amor no es el menor de los acicates de los personajes hacen de "La hija del capitán" una novela romántica. Tan alejados como estamos en el siglo XXI de ese mundo y sus valores, el estilo de Pushkin y su fluidez narrativa modelan una obra muy atractiva. Comprendo que tantos escritores rusos hayan visto en Pushkin a un maestro, al maestro de la lengua rusa. ( )