Leí por primera vez este libro cuando era estudiante y me fascinó. Tanto, que he seguido teniendo la idea de releerlo hasta hoy. Supongo que era por la forma que tiene Duby de conectar el arte, la arquitectura, con la historia en general y con la historia del pensamiento en particular. De eso va este libro, de cómo la arquitectura cisterciense refleja las ideas de San Bernardo y también los cambios sociales y mentales del siglo XII. Tiene los inconveniente típicos de los intelectuales franceses, como el chauvinismo o la redacción engolada y a veces enrevesada. Tiene también la peculiaridad de que las notas, abundantes, sin embargo están casi sin reseñar, porque son citas literales de diversas obras mencionadas apenas de forma general, en alguna ocasión incluso sin decir de qué obra se trata. Tampoco hay una bibliografía. Todo esto podría disculparse diciendo que esto no es una investigación sino un ensayo, casi una divagación. Pero justamente la falta de concreciones científicas es lo que me ha decepcionado un poco, sobre todo en un medievalista mítico como fue Georges Duby. Así que mis expectativas han debido rebajarse. A lo mejor es que las tenía demasiado altas. ( )